Alianza para el progreso
La Carta de Punta del Este. La Carta de Punta del Este, mediante la cual nacía la A. es un acuerdo colectivo entre pueblos americanos que establece un compromiso recíproco: los Estados Unidos asumen la responsabilidad de financiar un programa de ayuda exterior de 20.000 millones de dólares en una década y como contrapartida los Gobiernos beneficiarios aceptan la obligación de realizar reformas estructurales interiores para que esta financiación sirva de efectivo impulso transformador, y se comprometen a elevar a los organismos financiadores planes nacionales de desarrollo que garanticen el empleo racional de los fondos. Los fines que se perseguían y que figuran en la Carta de Punta del Este eran muy ambiciosos y pueden resumirse así: aumento sostenido de la renta por habitante no inferior al 2,5% anual; distribución más equitativa de la renta; diversificación equilibrada y estable de las estructuras económicas nacionales; reforma de la enseñanza; estabilidad de precios; reforzamiento de los acuerdos de integración económica (ALALC y Mercado Común Centroamericano); impulso de las exportaciones y defensa de su relación real de intercambio.
Órganos. Los países decidieron que la aplicación del programa podía emprenderse sin necesidad de introducir grandes cambios en los órganos de la OEA. En consecuencia, su órgano ejecutivo, el Consejo Económico y Social Interamericano (CESI), fue encargado de examinar anualmente el progreso económico y social y de orientar el desarrollo del programa de la A.
Evolución de la Alianza. En 1962 la A. sufrió un duro golpe debido a que el órgano legislativo norteamericano redujo en un 40% la ayuda prometida por el presidente Kennedy. La reunión celebrada en México ese año transcurrió en una atmósfera de pesimismo; en ella se encargó a los ex presidentes Lleras Camargo y Kubitscheck un estudio sobre la reestructuración de la A.
Según el informe de Kubitscheck, los principales defectos de la A. habían sido los siguientes: 1) La drástica reducción de la ayuda prometida por Norteamérica. 2) Que la legislación reguladora de la ayuda a través de la A. procuraba resguardar los intereses norteamericanos en Iberoamérica sin tener en cuenta que tales intereses estaban a veces en colisión con las finalidades generales del programa de la A. 3) Subordinación de la ayuda a la realización de reformas de estructura, especialmente agraria y fiscal, y a la presentación de planes de desarrollo, cosas ambas a las que los Gobiernos se habían comprometido, pero para cuya realización necesitaba ayuda financiera previa. 4) Falta de instrumentación técnica adecuada y de coordinación para la realización del programa. 5) Carácter bilateral de las negociaciones de ayuda entre cada país iberoamericano y los órganos que la conceden, con todos los inconvenientes de recelos mutuos, lentitud y falta de coordinación que esto provoca, y carencia de mecanismos de carácter multilateral que pudieran imprimir más dinamismo al programa.
La conferencia celebrada en Sáo Paulo, en 1963, tuvo como tema central la multilateralización de la A. Para lograr ésta se consideró necesario crear un organismo central dotado de los poderes suficientes y de los órganos ejecutivos indispensables para representar a la A. y dar a su programa el impulso y dinamismo necesarios. Así el CESI decidió, en noviembre de 1963, crear el Comité Interamericano de la A. (CIAP). Este nuevo organismo permanente representa a la A. de forma multilateral y coordina su actuación conforme a las disposiciones de la Carta de Punta del Este; su actuación inmediata supone la ejecución de las acciones que le seaA confiadas por la OEA y el CESI.
Esto significa que las funciones del CIAP son amplias, recomendándosele, en general, examinar los problemas relativos a la A. y proponer soluciones, o bien resolverlos si entra dentro del campo de su competencia. La CIAP controla el progreso de los planes regionales de integración; resuelve los problemas de estimación, de financiación y marcha de los planes regionales y nacionales; prepara y presenta, en fin, propuestas anuales sobre el volumen de recursos internos a utilizar por cada país.
M. VARELA PARACHE.